AÑO DE FUNDACIÓN: 1981.
SOCIOS FUNDADORES:
D. Francisco Torregrósa , (Presidente), D. Manuel Capilla, (Presidente),
D. Antonio Lozano, D. Manuel Ramos, D. Julián Tamayo, D. Francisco Aranega.
D. Juan Canalejo, (El Currri), D. Manuel Jiménez, D. Antonio Mula y D. Felix Caballero.
Los comienzos fueron difíciles. Había muchas cosas que hacer, que preparar, que organizar, y los recursos humanos y los medios económicos eran escasos. Pero la gran ilusión, la tenacidad, el trabajo desinteresado y las ganas de participar en “la nostra festa”, de aquél pequeño grupo de personas hicieron el resto.
Aquel año, el traje oficial que finalmente se logró confeccionar fue bastante modesto. Estaba compuesto por unas sencillas botas camperas de época con madroños, pantalón de contrabandista de media caña en rojo y negro, canana de terciopelo negro a la cintura, camisa blanca lisa, chaqueta corta, abierta de color azul bordada de lentejuelas, corbatín rojo en el cuello, manta mulera al hombro, y pañuelo andaluz rojo y sombrero calañes negro sobre la cabeza. De arma trabuco de época.
Desde sus comienzos hasta 1984, fue el cabo oficial de la escuadra: D. Antonio López (Tonet), quien simplemente armado de un sombrero cordobés en sus manos, supo dirigir como nadie, el desfilar de la escuadra de aquellos primeros años. Tonet, desde entonces, ostenta el cargo de “cabo de honor” y como tal sigue desfilando junto al cabo oficial.
En 1985, y con tan solo 3 años de edad, pasó a hacerse cargo del comandamiento de la escuadra el niño Francisco Torregrósa (Paquito), manteniéndose como cabo oficial hasta 1995, su simpatía y su gracia infantil, le hicieron merecedor del reconocimiento de toda la comparsa, durante sus primeros años de desfile y por la propia naturaleza de su corta edad, Paquito portó en sus manos como arma de mando una sencilla navaja de madera confeccionada por su padre D. Francisco Torregrósa Lillo. En 1989, Paquito manejó con gran maestría y agrado la primera navaja oficial de la Escuadra Azules, que fue realizada artesanalmente y donada por D. Ramón López Juan.
Finalmente, en 1996, Tomó posesión del arma de mando el que hasta hoy es cabo oficial de la escuadra, D. Víctor Manuel López Evora, quien además ostenta el cargo de presidente de los azules desde 1992. En 1998, Evora, tuvo el gran honor y satisfacción de lucir por primera vez la última y actual navaja oficial de la escuadra, que al igual que la anterior, fue diseñada, realizada artesanalmente y donada por su padre D. Ramón López Juan; una faca campera de 220 cm. De longitud y 8 Kg. de peso, con hoja de acero inoxidable de punta abarrigada y muerte, cachas construidas de madera de ébano con adornos de metal dorado incrustados y grabadas en relieve con la palabra “azules” en sus dos manos.
Nº DE SOCIOS: 22
Loa socios actuales son: José A., Felix C., Jose Rafael C., Esteban G., Victor Manuel L., Jose Luis M., Julián B., Juan Manuel C., Miguel Angel E., Jorge G., Rafael L., Mª Carmen M., Manuel Jesús M., Manuel P., Victor P., Jose R., Sergio V., Pedro José S., Vicente P.Francisco J. P., y Santiago Navas.
El número de socios de la escuadra ha ido aumentando a lo largo de los años llegando, en el año 2000, a tener 23 miembros desfilando cuando la normativa de la comparsa de los contrabandistas permitía como máximo 22.
En 1985, la Comparsa de los Contrabandistas estaba integrada por 6 escuadras, siendo 3 de ellas femeninas, ese año, la escuadra de los azules, rompió la tradición de la exclusiva masculinidad de sus miembros, al permitir la incorporación como socias de pleno derecho a 2 mujeres: Dª Maria del Carmen Melgar y Dª Lucia capilla. Naciendo así la primera escuadra mixta del “contrabando mutxamelero”.
El año 1985 fue hasta la fecha, el año de mayor esplendor, pues aquel año, la Capitanía Cristiana, recayó en la Comparsa Contrabandistas y tres miembros de los azules, la llevaron a cabo. Actuaron como capitanes: la Sra. Dª Mari Carmen Melgar, y el Sr. D. Francisco Torregrosa. El cargo de Abanderado fue para D. Manuel Jiménez.
El boato montado para la ocasión derrochó en imaginación, medios técnicos y recursos humanos, su fastuosidad, puesta en escena y ejecución, no tuvieron parangón con las capitanías representadas por aquel entonces, en el boato, se intentó reproducir el “barrio del Albaicin granadino del siglo XVII, sus calles estrechas, sus casas encaladas, sus cuevas del Sacromonte, caballos andaluces, carretas, y palmas, llenaron de color alegría y música, aquellos inolvidables 5 días.
Desde sus comienzos en la escuadra de los azules, jamás ha habido lugar para el desánimo, la apatía o el estancamiento; todo lo contrario, las ganas de ir a más, de mejorar, de crear pueblo, de engrandecer la fiesta, han llevado año tras año a sus miembros ha redoblar sus esfuerzos por la escuadra, apostando por su futuro, mimándola con el fin de consolidarla dentro del contrabando con personalidad propia
Fruto de este trabajo, es sin duda, el señorío y la brillantez en el desfile que la escuadra ha ido ganando a lo largo de estos años, y la evolución experimentada en su traje oficial.
DESCRIPCIÓN DEL TRAJE.
Actualmente está compuesto por: botas camperas de época con madroños, pantalón de contrabandista de color rojo y franjas laterales en azul con botones dorados, canana de terciopelo azul, bordada con hilos de seda, camisa flamenca blanca, adornada con chorreras, chaqueta corta abierta, de terciopelo azul con bordados en seda, dibujando en su parte delantera, las figuras de dos caballos rampantes enfrentados y sobre la espalda, la cabeza de un caballo blanco con las crines al aire. Corbatín rojo en el cuello, manta mulera al hombro, pañuelo andaluz rojo y sombrero calañes negro con ribete azul sobre la cabeza, rematan el conjunto. De arma, trabuco de época.
En la Escuadra de los azules, siempre ha brillado un buen ambiente y cordialidad entre todos sus componentes. Su amabilidad, su gusto por las cosas bien hechas, y mejor trato, es lo que están orgullosos de ofrecer cada año a sus vecinos y amigos, además de un cálido recibimiento en la barraca de su comparsa, y como no, agasajarlos con sus elegantes desfiles, a ser posible, acompañados por las notas del pasodoble churumbelerías.
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