EMBAJADA MORA
Una vez que el Estafeta Moro sube a caballo para dirigirse hacia el castillo , el capitán moro debe tener preparado su boato , con la fanfarria y el resto de banderas del bando Moro
PREÁMBULO
Centinela 1º.- ¡Aler...ta!
Centinela 2º.- ¡Aler...ta!
Centinela 3º.- ¡Aler...ta!
Centinela 1º.- ¡Alto! ¿Quién vive?
Estafeta Moro.- Un musulmán aguerrido
que viene del campamento
a anunciar el parlamento
a vuestro Jefe querido.
Centinela 1º.- Voy a avisarle al momento.
(Sale el capitán)
Estafeta Moro.- Alá os guarde
Capitán,
del campamento en viaje
para vos este mensaje
traigo de mi sultán.
Tomad; y cual buen Caudillo
decide de vuestra suerte,
pues yo espero ante el castillo
a que el mensaje conteste.
Capitán.- (leyendo) “Campamento Real,
10 septiembre 1462.
Sé que eres fuerte Caudillo;
sé que hasta sabes vencer,
pero que en ese Castillo
no puedes permanecer.
Ya mis huestes agarenas
dejaron sus aduares
y amenazan tus almenas
entre bélicos cantares,
pues ante tanta fiereza
y poder del musulmán,
debes muy bien, Capitán,
entregar la fortaleza.
Mira que sin compasión
romperán estas murallas
y vuestras cotas de malla
buscandoos el corazón.
Ved qué decides cristiano;
dispón pronto de tu suerte;
pues hoy ha de darte muerte
el valiente mahometano”
EL CALIFA
(Dirigiéndose a los suyos).
Si no juzgara a leyenda
tan ruin y atrevido escrito,
iría a buscar en su tienda
la cabeza del proscrito.
(Al estafeta).
Y tú, marcha al campamento
y dile al infiel Califa
que le espera aquí al momento
el Capitán Luis Nalttiffa.
(Vase)
Estafeta Moro.- Vendrá a castigar tu osadía,
a apoderarse del fuerte,
a darte aquí mismo muerte
y contemplar tu agonía.
FIN DE PREAMBULO
EMBAJADA
Una vez que están todos prevenidos, se avanza hacia el Castillo junto con el capitán y el embajador, poco antes de llegar cesa la fanfarria y el Embajador avanza únicamente, para hacer este monólogo.
Embajador Moro.- ¡¡Alá es grande, musulmanes!!
que permite al mahometano
venir de allende los mares
para vencer al cristiano.
Doquiera mi vista extiendo
tan solo moslines veo
y allá a mis vista estoy viendo
de cristianos un trofeo.
¿Será un fuerte u monumento
do se alberga algún Caudillo?
Tal vez dentro de un momento
vendrá a tierra ese castillo
Nuestra la almena será
donde flota ese pendón,
pues de moro el corazón
ninguno resiste ya.
Que no hay muros en España
guardados por Infanzones,
que no abatan los peones
del profeta con su saña.
Malhaya quien porfiado
osa su sangre verter
sin que pueda recoger
el lauro que ha suspirado.
Malhaya quien la esperanza
fió de Cristo el favor,
creyendo que su furor
sobre nosotros alcanza.
La media luna triunfante
lleva el moro por doquiera,
al paso que lastimera
la Cruz... cae ante el turbante.
Nuestro es el mundo cristiano;
Mahoma el profeta es;
y do pisen nuestros pies
seremos los soberanos.
Hay del que intente oponer
su fuerza a nuestra valía...,
por doquier nuestra gumía
sabe sin fuerzas vencer.
Guarde Alá nuestro valor
y a su nombre soberano;
por tierra vea el cristiano
los pendones de su honor.
Medita bien, Capitán,
lo que vas responder,
pues tu palabra a de ser
Paz... o muerte a tu desmán.
Triunfadores de la tierra
los árabes del desierto,
no perdonan, no por cierto,
los estragos de la guerra.
Ni holladas serán las flores
si a nuestras ansias de gloria
nos ofrecéis la victoria
y proclamáis vencedores.
O muy pronto esas almenas
veréis en ruinas trocarse,
y a vuestros pies sujetarse
con furia nuestras cadenas.
Señores del mundo ya...
no oséis cristianos luchar;
o esclavos veréis rodar
las cabezas. ¡Por Alá!
La Fanfarria vuelve a tocar y todos avanzan unos pasos hasta por fin ponerse junto al embajador.
Centinela.- ¡Alto! ¿Quién vive?
Embajador Moro.- Un musulmán aguerrido
que viene del campamento:
anunciad el parlamento
a vuestro Jefe querido.
Centinela.- Voy a avisarle al momento.
Capitán.- (Apareciendo)
Qué pretende mi adversario,
si enviado del Sultán
llegas cual parlamentario,
ya os escucho musulmán.
Embajador Moro.- Ya os he visto y admirado
en cien combates luchar;
ya os he visto pelear
como caudillo esforzado.
Yo admiré vuestra bravura
en las lides de la guerra
y he proclamado en la tierra
vuestro arrojo sin mesura.
Mas adversa la Fortuna
hoy humilla esos pendones,
que no pueden sus leones
resistir la Media Luna.
Vencido me viera ayer;
bien lo llora el corazón;
y la enseña de Aragón
vi flotando por doquier.
Pero Alá con sus favores
hoy nos vuelve la victoria,
y concede al fin la gloria
a sus fieles servidores.
Dirigid en derredor
Capitán vuestra mirada,
Y contemplad desolada
esta tierra con dolor.
¿Qué se hicieron, Capitán,
en tus manos los aceros?
¿Qué se hicieron tus guerreros?
Tus caudillos, ¿dónde están?
Pelearon cual valientes
y murieron como bravos;
los restantes son esclavos
de mis aguerridas huestes.
Luto eterno... amargo llanto
se observa en torno de vos...
¡Y no se apiada tu Dios
de tanto horror y quebranto!
Posternados los cristianos
el pie besan de las moras;
y son ya nuestras señoras
esclavas de mis paganos.
Los niños... desde la cuna
vinieron a mi poder
y por el tiempo han de ser
la prez de la Media Luna.
¿No escuchasteis los gemidos
de sus madres doloridas
que enlutadas y afligidas
os contemplaron vencidos?
Las llamas brillan doquier;
caminamos entre hogueras;
quemamos vuestras banderas;
que altivas fueron ayer.
Vuestra patria ya no existe;
no tenéis un solo altar,
ni tierra donde cavar
una fosa pobre y triste.
Ya no hay asilo seguro
desde el uno al otro mar...
¿Y aún pretendéis conservar
de Muchamiel esos muros?
Cayó Toledo de su pujanza altiva
del árabe el furor ya conquistada
y Córdoba y Sevilla la preciada
en vano luchan contra el hado esquiva.
Saldaña se rindió; Murcia y Valencia
al árabe triunfante se rindieron;
y en Játiva mis huestes recogieron
de los godos impávidos la herencia.
Desde el desierto triste del Sahara
hasta Cantabria indómita luchando,
fueron lauros mis huestes conquistando
que atónita la Europa contemplaba.
¿Qué os resta, ¡Vive Alá!, de su gran
ni altar ni patria os reservó el destino?
Y vos, alucinado en mi camino,
del profeta insultastes la fiereza.
¿Qué es esa torre miserable y leve
al rudo batallar de mi mesnada?
Tronco ruin que el águila elevada
hará servir para su nido en breve.
Fuiste bravo lo sé; mas hoy te guía
no mancillar tu honor; y así no es mengua
que atento a las promesas de mi lengua
rindáis el torreón a mi valía.
Escuchad compasivo al pueblo entero
a quien el luto y el dolor oprime;
oidle como llora y como gime
la paz pidiendo al adalid guerrero.
Mas si osáis con insólitas bravezas
mis bríos resistir... Por Alá os juro,
que de escala mi pie para ese muro
me han de servir al fin vuestras cabezas.
No consintáis que Muchamiel sucumba
y aceptad del Califa el poderío;
o bien a mi pesar con dolor mío
trocado le veréis en una tumba.
Aún es hora, entregad la fortaleza
y aceptad los oficios del Corán;
no fiéis en vuestra fe, Capitán,
que vuestro Cristo es un falso profeta.
Capitán.- ¡Ah... blasfemo! ¡Faz Divina!
He de cortar con mi daga
esa lengua viperina
tan pronto salga a la carga..
(Pueblo indignado).
Pueblo.- ¡Muera! ¡Muera!.(Efectos de sonido) clamor
(Capitán a los suyos).
Capitán.- Mis valientes guerreros
guardad silencio; escuchad ahora
cual vuestro jefe a la arrogancia mora
responde con honor para protegeros.
(Dirigiéndose al embajador).
Y vos, moro... que valiente
sabéis tan bravo luchar;
vos que sabéis apreciar
aunque enemigo inclemente,
del adversario en honor;
Vos, soldado y caballero...
¡le aconsejáis a un guerrero
que sea al fin un traidor?
¿Yo traidor? No, ¡voto al cielo!,
que si fuera otro que vos,
le llamaría por Dios,
el más villano del suelo..
¿Yo traidor? ¿Yo de mi fe,
desgraciado, renegar?
¿Yo mi castillo entregar
para hollarlo a vuestros pies?
Sin duda os habréis creído,
al hablarme vos así,
que habéis encontrado aquí
a un vil esclavo... a un vendido.
Ya España tuvo un traidor
que fue el Conde D. Julián
cometiendo atroz desmán
en su inicuo deshonor.
Pues... pensad que en esta almena
a un Guzmán de nuevo halláis
a quien dispuesto encontráis
a no arrastrar la cadena.
Peleáis hoy con los bravos;
con cristianos de valor,
y sepa el embajador
que aquí no alientan esclavos.
Aquí somos muy altivos;
aquí nos sobran tesoros;
aquí solo faltan moros
para tenerlos cautivos.
Marcha, pues, dile a tu rey,
que en mi la traición no cabe,
que un buen cristiano no sabe
renegar su santa ley.
Dile que aquí hay un guerrero
que ansía con él medir
la longitud de su acero,
para enseñarle a morir.
Dile, sí...dile que venga
a apoderarse del fuerte,
que quiero darle la muerte,
de sus hazañas en prenda.
No me arredra la batalla,
y aquí al llegar sepa bien,
que en mi cuerpo y otros cien
han de serviros de valla.
Por la Patria y Religión,
por el rey y por la Fe,
flotando altiva se ve
esta enseña de Aragón.
Si arrancarla deseáis,
o alcanzarla apetecéis,
entre escombros la obtendréis
si antes la muerte no halláis.
(Dirigiéndose al pueblo).
Y tú, pueblo que a temblar
no ha mucho aquí comenzabas
y por tus hijos te hallabas
dispuesto a capitular...
¿Verás con inicua calma
profanados tus altares,
y llevar entre cantares
de impío triunfo la palma?
Españoles y cristianos:
Si no hay mengua en vuestro honor,
¿no tembláis ante el horror
de servir a esos tiranos?
¿Juráis perecer aquí?
¿Juráis defender la Fe?
Yo en vosotros confié,
¿debemos morir?.
Pueblo.- ¡¡Sí!! ¡¡Sí!!. (Efectos)
Capitán.- Soldado y cristiano yo
y a la vez vuestro caudillo,
¿de Muchamiel el castillo
entrego al moro?.
Pueblo.- ¡¡No!! ¡¡No!!.(Efectos)
Capitán.- Bien los oísteis embajador,
ya mi respuesta tenéis,
pues aquí encontrado habéis
españoles con honor.
Guerra a muerte entre los dos;
guerra a muerte al musulmán;
esto os dice el Capitán..
Su causa... la juzgue Dios..
Embajador Moro.- Bien el orgullo se advierte
de vuestra sangre española,
en esa respuesta sola
que dais a un caudillo fuerte.
Bien conozco al español,
que altivo en sus mismas penas,
desde sus pobres almenas
alza su orgullo hasta el sol.
Guerra a muerte declaráis,
pues guerra a muerte os daré,
y en polvo convertiré
las murallas que guardáis.
Y, pues, rehusáis con desprecio
la protección ofrecida,
pagaréis con vuestra vida,
ese vuestro orgullo necio.
Capitán.- Morir no creas que sienta
pues Dios nuestros actos ve
y ayuda presto a la fe
que en nuestros pechos alienta.
Si la muerte nos espera...
Musulmán...dispara... y hiere;
mas sabed que aquí se muere
defendiendo esta bandera..
PLEGARIA
Capitán.- Salve, Madre del Loreto;
Salve, Patrona adorada
síguenos con tu mirada
en este fúnebre reto.
Si en la demanda morimos
como cumplen los cristianos, las vidas
sacrificamos
a ese Dios por quien vivimos.
Nuestro lema es la pelea;
la sangre nuestro bautismo,
y es fuerza que el cristianismo
victorioso siempre sea.
Si alzamos esos altares
por el moro derribados,
y en los templos incendiados
no resuenan los cantares,
de Cristo la bendición
por doquier nos seguirá,
y nunca el Corán podrá
resistir la oración.
Y si hoy de nuestros altares
hicieron mofa inhumana
salmos cantaréis mañana
en sus mismos aduares.
¡Cristianos! a pelear;
¡mis guerreros! a morir,
pues no debemos vivir
si no sabemos triunfar.
Embajador Moro.- Nada te arredra..., lo sé,
ni nada tu Cruz respeta,
¡viva Mahoma, el profeta!
guerra a Cristo y a su fe.
Luchemos, pues, Capitán,
bandera contra bandera,
que ya la victoria espera
por su esfuerzo el musulmán.
Musulmanes voy a probar
de ese hidalgo Capitán,
la sangre que este mi acero
de su pecho hará brotar.
Y cuando ya aspirante pruebe
que el mal caballero es cobarde
y asesino, cual cumple mi anhelo
beberéis la sangre restante.
Que sed tenéis. lo adivino;
pronto, vuestro alfange desnudad;
ya veis que el cristiano reza
sus oraciones todas contad;
por cada ruego... una cabeza.
Capitán.- Sea, pues, mas ten presente
que aunque no haga de él alarde,
el título de cobarde
no ostentó jamás mi gente.
Y sabed, vil Mahometano,
que hallaréis en mis legiones,
en sus labios... oraciones
y duro acero en sus manos.
Embajador moro.- Basta, y sepas que no humillo
mi decoro a tus desmanes;
a las armas, musulmanes,
sea nuestro ese castillo.
Capitán.- Soldados, fuego al tirano.
¡¡VIVA ESPAÑA!!.
Embabajor Moro.- Fuego, mahometanos.
¡¡VIVA ALHAMAR!!
(tiros o efectos ) |